martes, 13 de noviembre de 2012

Camisetas rojiblancas de tirantes

El Atlético de Madrid ha sido, prácticamente desde su fundación, uno de los clubes más populares y carismáticos del fútbol español. Sin embargo, uno de los anhelos de su directiva siempre ha sido ser una referencia también en otros deportes, tal y como han conseguido otros clubes con diferentes secciones. El baloncesto ha sido uno de los objetivos que, en sus casi 110 años de historia, los colchoneros han abordado en diferentes ocasiones, aunque siempre sin demasiado éxito para conseguir continuidad en sus proyectos deportivos, aunque sí rozando una cierta gloria en alguna ocasión.

En 1989, ya con el carismático Jesús Gil en la presidencia, el Atlético de Madrid se hizo con la plaza del Club Baloncesto Oviedo en Primera División, la segunda categoría nacional, con la meta de conseguir al ascenso a la máxima competición, la Liga ACB en pocos años. Para ello, reunieron en el polideportivo de Arganzuela, pabellón en el que jugaban sus partidos como local, una plantilla bastante competitiva para la categoría. Sin embargo, aquella primera temporada fue un completo fracaso y terminó con el descenso del recién creado equipo. Parecía que, una vez más, el proyecto de que el Atleti tuviera cierto predicamento también en el deporte de la pelota gorda se iba a ir al traste

Desembarco en la élite
La desgracia del vecino se convirtió en el último billete del Atlético de Madrid para tomar el tren hacia lo más alto del baloncesto nacional. El CB Collado-Villalba terminó la temporada 1989/90 en el undécimo puesto de la ACB, aunque su patrocinador, el banco BBV, no consideró suficientemente buenos los resultados deportivos y optó por abandonar el mecenazgo. En ese momento entraron en juego los millones de Jesús Gil, que decidió rubricar un acuerdo entre el club baloncestístico y el Atlético de Madrid con el fin de conseguir que, por fin y durante al menos nueve temporadas, los colores de la camiseta rojiblanca hicieran su aparición en la máximo competición española.

El Atlético de Madrid-Villalba quiso dar un golpe sobre la mesa en su primera campaña en la ACB. De este modo, se mantuvo el bloque de jugadores nacionales que habían conseguido la holgada permanencia el año anterior, con trabajadors como los bases Quique Ruiz Paz y Carlos Gil, los aleros Luis Barroso y Javier Gorroño, y los interiores Imanol Rementería, Antón Soler y Andrés Valdivieso, uniendo a ellos el fichaje del joven escolta estudiantil Javier García Coll, todos ellos dirigidos desde la banda por un personaje mítico de este deporte, Clifford Luyk. Para dar el salto de calidad, y dada la estridencia de Jesús Gil, los puestos de extranjeros fueron ocupados por dos fichajes de relumbrón, dos jugadores poderosos con pasado NBA, Walter Berry y Shelton Jones.

A pesar de ello, la temporada no empezó del todo bien, sobre todo por la lesión que mantuvo alejado de las pistas a Berry, principal referencia ofensiva, durante tres partidos. En esos primeros encuentros, Jones dio un paso al frente con promedios de 33,1 puntos y 11,6 rebotes. El regreso del espectacular alero se produjo en el primer derbi de los dos conjuntos futboleros madrileños. En aquella mañana en el polideportivo municipal de Villalba, Berry ofreció un recital de 52 puntos y 15 rebotes, lo que permitió a los atléticos forzar la prórroga, aunque el tiempo extra se saldó con una nueva derrota para el faraónico proyecto de Jesús Gil y la primera derrota ante el histórico rival, el Real Madrid.

Las cosas seguían sin marchar bien, sobre todo por las envidias entre los dos norteamericanos, con Jones intentando repetir las espectaculares acciones de Berry y saltándose las jerarquías y los sistemas del equipo. Con este deficiente funcionamiento, la directiva optó por prescindir de Luyk y sustituirlo por otro entrenador laureado, en este caso en el vecino Portugal, Tim Shea, mientras que un pívot más trabajador aunque menos prometedor a efectos mediáticos, Howard Wright, sustituyó en la plantilla a Jones, que apenas dejó tres brillantes actuaciones en el inicio de la temporada y una victoria en el concurso de mates de la ACB esa temporada.

La marcha del equipo fue mejorando con las nuevas incorporaciones y el Altlético de Madrid-Villalba completó la temporada con 17 victorias por otras tantas derrotas, consiguiendo la clasificación para los Play-Offs y la entrada en la competición europea a través de la Copa Korac para la siguiente temporada, un hito histórico para el modesto club de Collado-Villalba. Además, Berry se reveló como una de las sensaciones de la temporada, con medias de 33,4 puntos y 11,7 rebotes por partido. Una vez en las eliminatorias, el equipo serrano se deshizo del Valvi Girona, que contaba por aquel entonces con un anotador de lujo como Dusko Ivanovic, en la ronda previa, pasando a cuartos de final contra uno de los favoritos oara llevarse el campeonato, un Montigalá Joventut que finalmente se proclamó campeón.

El objetivo de Jesús Gil y su aventura baloncestística estaba cumplido, con un salto de calidad y de resultados con respecto a la temporada anterior y la clasificación para sacar los colores rojiblancos de gira por Europa. Sin embargo, las malas relaciones entre el presidente atlético y las autoridades de la localidad de la sierra de Madrid, así como el incremento de precios que habían experimentado las entradas en el polideportivo de Villalba, hicieron que la asamblea del club rescindiera el acuerdo con el equipo de fútbol, ante el temor de que Gil quisiera llevarse el equipo a Marbella dados sus intereses empresariales y urbanísticos.

De este modo, con la mediación de la Comunidad de Madrid, finalizó el último intento del Atlético de Madrid de introducirse en el baloncesto de élite. El Collado-Villaba, por su parte, retornó a su anterior denominación y, a pesar de la contratación de otro impenitente anotador norteamericano, Henry Turner, los resultdos no fueron buenos y tuvo que jugarse el descenso en la siguiente temporada y, más tarde y con la eliminatoria de permanencia superada, renunciar a la plaza en ACB por problemas económicos.

Historia de un viejo anhelo
El asalto del Atlético de Madrid a la ACB en 1990 fue el punto final a una larga lista de intentos del club colchonero de formar una sección competitiva en el deporte de la canasta. Ya en 1922, el entonces Athletic de Madrid creó sendos equipos masculino y femenino, siendo el primer club de baloncesto de Castilla, si bien apenas duró un año. Una década después, un nuevo proyecto baloncestístico toma forma, aunque el último puesto en el campeonato nacional vuelve a dar al traste con las aspiraciones atléticas. En 1941, se repite la táctica y, esta vez tras dos temporadas, un descenso a la segunda categoría vuelve a hacer desaparecer las camisetas rojiblancas del panorama baloncestístico.

En 1952, se produce un nuevo intento, esta vez más ambicioso, llegando a conseguir el segundo puesto en el Campeonato de Castilla y llegar a las semifinales en el torneo nacional. A pesar de ello y tras un partido celebrado en abril de 1953 con motivo de las bodas de oro del Atlético de Madrid, el equipo de basket volvió a desaparecer. La última aventura antes de la poca exitosa compra de la plaza del CB Oviedo y el idilio temporal con el Collado-Villalba se produjo en 1983, una vez más partiendo de la segunda categoría del baloncesto nacional. Los resultados fueron aceptables e, incluso, hubo oportunidad de ascender a ACB, si bien el club no quiso apostar tan fuerte cuando se le presentó la opción.

2 comentarios:

  1. donde me puedo pillar una equipacion del atleti de baloncesrto?

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  2. Me temo que vas a tener que conformarte con una del Olympiakos, que también es rojiblanca con rallas verticales, o con una de fútbol con las mangas cortadas... Es complicado hacerse con una camiseta. Yo he buscado varias veces por eBay y en foros de baloncesto y existen muy pocos y la gente no quiere deshacerse de ellas.

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