lunes, 13 de agosto de 2012

El lento ocaso de la Generación Dorada

Un partido perdido y un cuarto puesto no parecen el mejor final para una de las generaciones más exitosas y vibrantes del baloncesto internacional. Aunque exigieran la mejor versión de Andrei Kirilenko y Alexei Shved antes de hincar la rodilla en un partido al que se agarraron como a un clavo ardiendo, los jugadores de la selección argentina pueden estar diciendo adiós a sus tiempos de gloria y verse obligados a afrontar un relevo generacional postergado por los buenos resultados obtenidos. Y es que en la última década, el ‘básquetbol’ se ha hecho con siete medallas y solamente es una ocasión se han quedado fuera de la lucha por el podio en las grandes citas.

La elevada edad de algunos de sus máximos exponentes, como Emmanuel Ginobili, con 35 años, o Luis Scola y Andrés Nocioni, con 32, puede hacer que la infructuoso gesta que los argentinos intentaron en el North Greenwich Arena de Londres, recortando la ventaja de la potente escuadra rusa para mantener sus opciones hasta el final (81-77), se convierta en el último partido de un equipo que ha mantenido su núcleo duro en casi todas las competiciones internacionales desde 2002. Este más que probable epílogo fue una buena muestra de aquello que la Generación Dorada argentina ha puesto sobre la marcha en estos diez años gloriosos: talento individual, buen juego en equipo, garra en defensa y una convicción más allá de lo humano en sus posibilidades, una fe inasequible al desaliento cuando estos jugadores se agrupan juntos bajo la bandera albiceleste.

La leyenda del ‘seleccionado’ argentino tuvo su punto álgido en el año 2004, cuando se alzaron con el oro en los Juegos Olímpicos de Atenas en un impresionante torneo en el que derrotaron con bastante solvencia a Estados Unidos en las semifinales y no fallaron en la final ante Italia. Sin embargo, los inicios de esta generación tuvieron lugar dos años antes, En Indianápolis, cuando el equipo del Cono Sur se coló en la final del Mundial contra una Yugoslavia en la cima de su juego, con baloncestistas de la talla de Pedrag Stojackovic, Marko Jaric, Igor Rakocevic o Dejan Bodiroga. A pesar de la derrota, la plata servía de prólogo para años de fuertes emociones y grandes éxitos.

En esa primera experiencia, los grandes referentes de la Generación Dorada, como Scola, Ginobili, Nocioni, Carlos Delfino y Fabricio Oberto, eran los talentosos ‘novatos’ que llegaban a un equipo en el que coincidieron con experimentados jugadores de la hornada anterior, como los rocosos pívots Rubén Wolkowyski y Gabriel Fernández, el anotador Hugo Sconochini y el telentoso base Alejandro Montecchia. Con estos buenos mimbres y buscando aspirar a éxitos como la plata del Mundial, Rubén Magnazo volvió a confiar para los Juegos Olímpicos de Atenas en la mezcla de experiencia y calidad de este grupo de jugadores, que también incluía el cerebro organizador de Pepe Sánchez y la espectacularidad de Walter Herrmann.

Después de alcanzar la gloria olímpica, algunas de las estrellas de la albiceleste se tomaron un descanso en el Torneo de las Américas de 2005, celebrado en Santo Domingo (República Dominicana), lo que sirvió para que fueran tomando cierto protagonismo otros jugadores que también serán habituales en las selecciones de los siguientes campeonatos, como Leo Gutiérrez, convertido ahora en un tirador más que fiable; la torre Román González, el eléctrico Paolo Quinteros o trabajadores como Juan ‘Pipa’ Gutiérrez, Hernán ‘Pancho’ Jasen y Federico Kammerichs. A pesar de no contar con sus mayores talentos, este equipo B consiguió una meritoria segunda plaza jugando la final contra Brasil, su gran rival por el dominio del baloncesto sudamericano.

La reválida de la Generación Dorada debía llegar en el Mundial de Japón en 2006, cita en la que se reunieron las mejores armas de este equipo y uniendo a la causa a Pablo Prigioni, uno de los mejores bases de la última década. Sin embargo, después de un campeonato prácticamente inmaculado a las órdenes de Sergio Hernández, los argentinos tuvieron la mala suerte de caer en los dos últimos partidos, los que deciden las medallas. Primero, la igualada, intensa y emocionante semifinal (75-74) contra una España en estado de gracia que a la postre se alzó con el oro y, después, la lucha por el bronce contra EEUU, selección herida por su derrota ante Grecia.

Sin Ginobili y Oberto aunque con el resto del grupo, la albiceleste volvió a dar guerra en el siguiente campeonato continental. Solamente EEUU, con la urgencia de ganar para clasificarse para los JJOO de 2008, pudo vencer al ‘seleccionado’ argentino en la final del Torneo de las Américas, organizado en Las Vegas en el verano de 2007. Un nuevo metal, el pasaporte al torneo olímpico de Pekín y la confirmación de Scola como un anotador insaciable desde las cercanías del aro fueron algunas de las conclusiones extraídas de este campeonato.

En los JJOO de 2008, Argentina volvió a confirmar su tercer puesto en el ránking FIBA de selecciones con una medalla de bronce. Nuevamente, todo el talento de la Generación Dorada acudió a la capital china para volver a poner sobre el parqué la intensidad en ambos lados de la cancha que ha hecho grande a este equipo. La piedra en el camino volvió a ser el Team USA, que acudía al torneo olímpico herido por la derrota en Atenas y con un equipo enormemente mejorado con respecto a 2004. La dolorosa derrota ante los campeones finales fue enderezada un par de días después, derrotando a la siempre correosa Lituania y pudiendo celebrar un metal en tierras chinas.

Ya por aquel entonces, se oían los cantos de la renovación generacional del equipo y las dudas acerca de la continuidad de los éxitos dada la menor proyección de la cantera argentina. A pesar de ello, y otra vez sin contar con la presencia de dos de sus líderes, Oberto y Ginobili, y otros talentos como Nocioni y Delfino, Argentina volvió a pelear con uñas y dientes por mostrarse como uno de los mejores equipos del continente en el Torneo de las Américas de 2009, acaparando una nueva medalla, en este caso de bronce. El cruce con un Puerto Rico con gran presencia de jugadores NBA supuso el punto y final para la albiceleste en este torneo, en el que también fueron de la partida algunos concidos de la ACB como Leo Mainoldi, Diego Pérez o Carlos Sandes.

La siguiente gran cita supuso la primera decepción para esta Generación Dorada. Sin Ginobili y con Oberto aquejado de algunos problemas físicos, Argentina superó con solvencia la primera fase y fue derrotada por Lituania en los cuartos de final del Mundial de Turquía en 2010. A pesar de ello, fue capaz de sobreponerse y vencer en los partidos restantes para quedar como quinto clasificado en el campeonato. Fue un campeonato en el que los anfitriones y la joven hornada de jugadores serbios se colaron en las semifinales, ocupando el lugar antes reservado para Argentina y España, también eliminada en cuartos de final.

Con la clasificación para los JJOO en juego, Argentina se presentó con sus mejores galas al Torneo de las Américas de 2011, celebrado en casa, en la ciudad de Mar del Plata. Este campeonato se saldó con un incontestable triunfo al final del mismo, ganando el partido definitivo a Brasil después de un torneo prácticamente perfecto plagado de victorias. La mala noticia, quizá el prólogo a lo que parece que va a ocurrir un año después, fue el adiós al ‘seleccionado’ de Fabricio Oberto, muy castigado por su carrera en la NBA, un toque de atención de que la gloria no puede ser eterna en el deporte de la pelota gorda.

La última embestida de los guerreros de la Generación Dorada se ha producido en los JJOO de Londres, haciendo un buen papel durante la fase previa y logrando una trabajada victoria ante Brasil para alcanzar las semifinales. Otra vez ha sido EEUU la que ha evitado que Argentina alcanzara la final y el potencial físico y baloncestístico de Rusia le arrebató la medalla de bronce en un partido disputado. A lo largo del torneo, Julio César Lamas ha tenido la oportunidad de ir dando minutos a dos jugadores llamados a recoger el testigo de sus exitosos predecesores, el alero Marcos Mata y el eléctrico base Facundo Campazzo.

¿La despedida?
Ahora se abre nuevamente el debate, como después de cada gran campeonato desde 2009, del relevo generacional de Argentina. Sin embargo, en esta ocasión, ante la creciente edad media del equipo y las declaraciones de algunos jugadores acerca de futuras convocatorias, parece que puede llegar el final definitivo de la Generación Dorada, cuyos grandes arietes, veteranos como Scola, Prigioni, Ginobili o Nocioni, llegarían muy desgastados a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Ojalá el baloncesto nos dé una última oportunidad de disfrutar de este elenco en el Mundial de España en 2014...

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