El EuroBasket de Eslovenia decidirá, como ocurre cada dos
años, cual es la cantera europea de jugadores de baloncesto más en forma del
momento. Sin embargo, las lesiones, la veteranía y los contratos NBA, entre
otros motivos, han hecho que esta sea una de las ediciones del campeonato de
selecciones con mayor número de bajas de renombre. De este modo, muchos de los
equipos han tenido que rehacer sus esquemas, replantear sus expectativas y dar
una vuelta de tuerca a su libro de jugadas, ya que, en muchos casos, serán los
‘segundones’, jugadores que otrora ocuparan un rol menos protagonista o jóvenes
talentos en busca de su confirmación, quienes tendrán que tomar las riendas de
sus equipos y reivindicar el brillo de la Corona de Europa, empañado sobre el
papel por la cantidad y la entidad de las ausencias anunciadas.
Antes de que se lance el balón al aire, y a pesar de que las
selecciones más potentes son las que más bajas de renombre presentan, apenas un
pequeño grupo de equipos parece lo suficientemente fuerte, ya sea por juego,
plantilla o dinámica en los últimos campeonatos, como para luchar por las
medallas. España, como defensora del título y a pesar de que los MVP de los
pasados EuroBasket, Pau Gasol y Juan Carlos Navarro, no sean de la partida, y
Francia, uno de los equipos más físicos y finalista hace dos años, son los que
parten con más posibilidades, aunque la habitual competitividad de las
escuadras griega y lituana puede acercar el oro a estos lugares. Además,
Eslovenia puede intentar estrenarse en el medallero de la competición
aprovechando su condición de anfitrión, mientras que Croacia parece estar lista
para poner fin a su continua reconstrucción y a la sequía de perseas que dura
ya desde 1995. La siempre competitiva Grecia también llega dispuesta a plantar batalla con un equipo que incluye a varios de los dominadores de las dos últimas ediciones de la Euroliga y una plantilla de jugadores batalladores y con oficio.
Los equipos. Grupo A
Francia se presenta en esta ocasión con un equipo algo
mermado en lo que a su juego interior se refiere, aunque no parece que las
piezas de recambio vayan a reducir mucho la capacidad atlética y las
posibilidades de juego rápido y con alternativas en el ataque. Sin Joakim Noah,
Kevin Seraphin, Ali Traoré, Ronnie Turiaf y Ian Mahinmi, la pintura será
organizada por el capitán, Boris Diaw, que será el encargado de moldear a los
‘nuevos’ (Alex Ajinça, Joffrey Lauvergne y Johan Petro) para que puedan
desempeñar las funciones de los que ahora faltan. Los líderes sobre la pista
estarán, sin embargo, fuera de la línea de tres puntos, con Tony Parker como
catalizador principal del juego, Mickael Gelabale y Nicolas Batum aprovechando
su superioridad física en ambos lados de la cancha y Nando de Colo como
referencia indiscutible de una segunda unidad francesa, que contará con la
dirección de Thomas Heurtel y el músculo de Florent Pietrus y de Charles
Kahudi.
El caso de las bajas se ceba especialmente con el equipo de
Gran Bretaña, ya que gran parte de sus posibilidades de mejorar en algo su
anterior participación pasaban por la presencia de Luol Deng y de un juego
interior nada desdeñable con jugadores como Joel Freeland, Pops Mensah-Bonsu y,
en menor medida, el retirado Robert Archibald y el lesionado Daniel Clark.
Devon Van Oostrum y Kieron Achara tratarán de echarse a la espalda un equipo
que, a priori, no cuenta con los mimbres necesarios para competir en
condiciones.
Tal y como ocurre en el caso británico, las exiguas
posibilidades de llegar a algo de una selección de Alemania cada vez más
mermada pasaban por la participación de sus jugadores NBA. Pero sin Dirk
Nowitzki ni Chris Kaman y una plantilla cada vez más renovada debido a la retirada
de algunos viejos rockeros que protagonizaron los buenos resultados de la
década anterior, los germanos no han de hacerse muchas ilusiones. Se trata de
un equipo joven y muy voluntarioso, pero al que le falta algo de velocidad a la
hora de ejecutar los sistemas y algunas de esas pillerías que te dan los años. Heiko
Schaffartzik, seguramente desplazado a la posición de escolta para aprovechar
su capacidad anotadora, y Tibor Pleiss en la pintura serán las dos referencias
de un equipo que puede dar alguna alegría a su país en los próximos años (y una
muy grande si la cantera teutona alumbrara un nuevo Nowitzki).
Tanto Ucrania como Bélgica pueden conformarse con el premio
de estar incluidas en el torneo final del Eurobasket, aunque el nivel de clase
media-baja del grupo puede hacer que se cuelen en la segunda ronda. Los
bálticos se presentan con la intención de correr o, al menos, jugar lo más
rápido posible. Para ello, cuenta con el nacionalizado Pooh Jeter, que dirigirá
el juego de los ucranianos, y el tirador impenitente Sergii Gladyr, máximo
anotador del equipo, aunque adolece de bajas en un juego interior que, ya de
por sí, no era demasiado impresionante. Los belgas, por su parte, dejarán el
juego en manos de Axel Hervelle, Maxime De Zeeuw y Sam Van Rossom, aportando
pocas alternativas más, aunque puede que suficiente para asustar a alguno de
los equipos del grupo.
Israel es la principal incógnita del grupo. Por nombres,
esta plantilla no debería tener ningún problema para pasar la primera ronda y,
una vez en el segundo grupo, empezar a soñar con meterse en las eliminatorias.
Sin embargo, la endeblez de su juego, una cierta improvisación en sus formas y
un juego interior bastante corto pueden hacer florecer las dudas, sobre todo si
aparece alguna derrota inesperada. Omar Casspi está llamado a ser la referencia
en un equipo en el que Yogev Ohayon dirige, el nacionalizado Alex Tyus guarda
la pintura, Guy Pnini tira y Lior Eliyahu se reserva los momentos de
inspiración.
Grupo B
Lituania y Serbia son las dos selecciones que deberían
dominar este grupo, si bien cada una de ellas se encuentra en un momento
distinto. Los bálticos presentan a sus estrellas con cartel NBA y generosas en
centímetros, Linas Kleiza, Donatas Montejunas y Jonas Valanciunas, como principales
baluartes, junto a un equipo en el que hay unas cuantas caras nuevas, algunas
piezas talentosas con experiencia y peso en la selección, como Mantas Kalnietis
y Martynas Pocius, y un frontcourt curtido en mil batallas, con los hermanos
Lavrinovic y Robertas Javtokas. Puede echarse de menos ese liderazgo, más
‘mediterráneo’ que báltico, de Sarunas Jasikevicius, sobre todo en momentos de
cierto atasco, así como la veteranía de otros habituales, aunque nadie puede
dudar de la competitividad y la tradición baloncestística de Lituania, siempre
seria y aspirante a todo.
El caso de los balcánicos es distinto. El seleccionador
Dusan Ivkovic ha iniciado el enésimo relevo generacional de Serbia. Nenad
Krstic es el jugador con más galones y gran parte del juego orbitará a su
alrededor, mientras que Stefan Markovic y Nemanja Bjelica tendrán que dar un
paso al frente dentro de la comandancia de la selección. Y es que, con una
convocatoria de jugadores de entre 19 y 22 años, las bajas repentinas de
Vladimir Lucic y Milos Teodosic parecen un poco más graves. A pesar de que el
potencial de la selección parece reducirse si se compara con las plantillas de
otros campeonatos, que contaban con piezas muy versátiles como Marko Keselj,
Novica Velickovic o Dusko Savanovic, no hay que dudar de la capacidad de
motivación y dirección de Ivkovic, de la experiencia de los tres ‘viejos’ de
esta selección y del inagotable talento y los extraordinarios resultados del
método de trabajo de la cantera balcánica. Ya en 2009, con un equipo formado
por jugadores casi imberbes, se plantaron en la final y derrotaron a la futura
campeona, España, en el primer partido.
La tercera plaza del grupo se disputará principalmente entre
las otras tres selecciones balcánicas del grupo. Así, Macedonia intentará
volver a sorprender con el juego aguerrido y los arranques de talento de Bo
McCalebb que le llevaron a las semifinales en 2011. La estructura del equipo
sigue siendo la misma, con Pero Antic como segundo espada, y su carácter al
saltar a la pista también, aunque puede que el factor sorpresa de hace dos años
ya no les valga. Por su parte, Montenegro tendrá que hacer fuerte su juego
interior, su principal baza a pesar de la baja de Nikola Pekovic, e intentar
minimizar las carencias en el perímetro. Bosnia Herzegovina parece el rival más
débil del grupo balcánico, aunque una buena racha de Mirza Teletovic, máximo
anotador del equipo, o el esperado salto de calidad de Nihad Djedovic podrían
dar alguna que otra sorpresa a sus contendientes, todo ello al ritmo que marque
el base nacionalizado Zach Wright.
El último contendiente en este grupo es Letonia, que
seguramente sea uno de los sacrificados en la primera fase. Sin Andris
Biedrins, jugador en franca decadencia en su carrera NBA, el juego letón
resulta un tanto previsible, siempre buscando a Kaspars Berzins en el interior
o a Janis Blums en el exterior. La sorpresa puede llegar de la mano de Janis
Strelnieks, un base joven que ganará protagonismo en la rotación y que puede
intentar imprimir algo de frescura al juego de su selección.
Grupo C
Se prevé que España sea el dominador de este grupo. Sin Pau
Gasol y Juan Carlos Navarro, líderes sobre la pista de este equipo, le toca a
sus sustitutos naturales dar un paso adelante. Marc Gasol ya lo está haciendo, a
pesar de que su juego no es tan efectivo en ataque como el de su hermano,
aunque sí más dado a la ayuda a los compañeros en ambos lados de la pista. Rudy
Fernández, por su parte, no termina de ser el jugador total al que se lleva
esperando casi un lustro, aunque sin duda cumple con buena actitud defensiva y
rachas irregulares de acierto anotador, quizás el mayor de los problemas que
puede presentar la selección. Y es que, salvo por la sobriedad de José Manuel
Calderón, el ordenado caos de Sergio Rodríguez, en ocasiones malinterpretado
por sus compañeros, y las aportaciones ocasionales de Álex Mumbrú y Fernando
San Emeterio, el juego de España en ocasiones parece abocado a las ráfagas de
inspiración de los jugadores. Ricky Rubio puede parecer el mejor base del mundo
o un aprendiz con apenas unos segundos de diferencia, Sergi Llull rema muy bien
a favor de corriente pero le falta cierto carácter para echarse el equipo a las
espaldas en momentos malos, Germán Gabriel necesita más minutos de los que va a
disponer para ofrecer lo mejor de su juego y Víctor Claver sigue haciendo
esperar su mejor versión, esa que se deduce de sus inmejorables condiciones
para este deporte pero que, quizás por falta de sangre competitiva, nunca se ha
llegado a ver.
Croacia y Eslovenia se encuentran en un punto de inflexión
importante. Por un lado, los dálmatas parecen presentar un equipo sin
demasiadas fisuras por primera vez desde los tiempos gloriosos de Petrovic,
Kukoc y Radja, aunque evidentemente este nivel es difícil de alcanzar. En esta
ocasión, el referente interior es Ante Tomic, muy mejorado después de su
primera temporada en Barcelona, mientras que la amenaza exterior pasa por Roko
Leni Ukic, todo ello con la inestimable ayuda de Bojan Bogdanovic, que puede
ejercer como jugador total desde la posición de alero. Además, la rotación no
se antoja precisamente corta, por lo que jugadores como Luka Zoric, Luksa
Andric y Damir Markota en la pintura y Dontaye Draper y Krunoslav Simon en el
perímetro van a ser de gran ayuda en el conjunto de Jasmin Repesa.
Eslovenia, por su parte, está viendo como una de sus
generaciones de más calidad va envejeciendo. Beno Udrih renuncia a la
selección, como suele ser habitual, pero Maljkovic no podía contar a priori con
la baja de Erazem Lorbek, una de las referencias dentro del vestuario y encima
del parqué. De este modo, Goran Dragic marcará el estado de salud del juego
esloveno, siempre apoyado por jugadores con oficio, como Jaka Lakovic y Uros
Slokar, y el genio y la polivalencia de Bostjan Nachbar. En la pintura, un
importante termómetro de hasta donde puede llegar Eslovenia en las
eliminatorias está en las actuaciones de Mirza Begic, que debe demostrar que
está a la altura del contrato que acaba de firmar.
El grupo se completa con una República Checa aún inmersa en
un relevo generacional entre los veteranos Jiri Welsch y Lubos Barton, que han
mutado su papel en el equipo con el paso de los años, y los jóvenes Tomas
Satoransky y Jan Vesely, la estrela absoluta de este combinado; una Polonia que
intentará imponer los centímetros y la fuerza de jugadores como Maciej Lampe,
Marcin Gortat y Michal Ignerski y saber usar con moderación los arrebatos
anotadores del nacionalizado Thomas Kelati, y una Georgia que cuenta con
jugadores desequilibrantes, como Manuchar Markoishvili y Ricky Hickman, y con
oficio, como Victor Sanikidze y Giorgi Shermadini.
Grupo D
El último grupo es el de las incógnitas. Quitando a las dos
selecciones nórdicas, Finlandia y Suecia, los otros cuatro equipos tienen
posibilidades de hacerse un hueco en la segunda ronda e, incluso, en las
eliminatorias, aunque deberán sobreponerse a diferentes problemas, desde las
bajas que afectan a la gran mayoría de selecciones a periodios históricos
difíciles en sus federaciones.
Parece que Grecia parte con cierta ventaja en este grupo.
Hace ya varios campeonatos que no pueden contar con dos de las joyas más
brillantes de su última generación dorada, Theo Papaloukas y Dimitris
Diamantidis, por lo que se han habituado sobradamente a jugar sin ellos. El
mariscal de campo es, sin duda, Vassilis Spanoulis, que se verá rodeado de un
buen grupo de jugadores cumplidores y experimentados. Ioannis Boroussis será el
referente en la pintura, donde también se darán cita Kaimakoglou,
Mavrokefalidis, Printezis y Fotsis, mientras que por fuera estarán Michael
Bramos como tirador especialista y Kostas Papanikolau y Stratos Perperoglou
poniendo intensidad a ambos lados de la pista. Su principal defecto puede ser
una cierta improvisación en algunos momentos del partido, mientras que uno de
sus puntos fuertes será su competitividad sin límites, que hace que nunca dejen
de agarrarse a la pista.
Turquía y Rusia parecen claros candidatos a pasar a la
segunda ronda, aunque afrontan situaciones comprometidas. En el casi de los
otomanos, el segundo puesto en el MundoBasket de 2010 queda ya lejano y, a
pesar de poder contar con sus principales estrellas, no parece un equipo tan
temible como en anteriores ocasiones, sobre todo al haber perdido algunas
piezas de cierto valor en los puestos de base y escolta. Ersan Ilyasova deberá
dar un paso al frente, ya que Hedo Turkoglu ya no está para liderar el ataque
durante todo el partido. Su sucesor natural, Emir Preldzic, también deberá dar
un golpe sobre la mesa. Por dentro, centímetros y mala lecha hay de sobra, con
jugadores como Omer Asik, Semih Erden, Oguz Savas y Kerem Gonlum.
La situación de Rusia parece aún mas complicada por la
dimensión de sus bajas, sobre todo en la pintura (Kirilenko, Khryapa, Mozgof,
Kaun), y por el rocambolesco caso vivido pro su federación y su cuerpo técnico,
con la dimisión prácticamente obligada de Fotis Katsikaris a apenas unos días de
la concentración. Sea como fuera, el equipo cuenta con algunos de los jugadores
que fueron importantes para la consecución de la medalla de bronce en los
JJ.OO. de Londres, tales como el talentoso base Alexey Shved, el tirador
impenitente Vitali Fridzon o la polivalente figura de Sergey Monya. Las
ausencias hacen un poco más complicada la alineación interior, para la que se
ha recuperado a un viejo rockero, Alexey Savrasenko.
De este río revuelto puede beneficiarse Italia. Su momento
no es el mejor, con dos de sus principales estrellas, Andrea Bargnani y Danilo
Gallinari, en el dique seco por lesión y a la espera de la llegada de la
prometedora generación de Amadeo Della Valle, campeona del Europeo Sub20 de
este mismo año. De este modo, Marco Bellinelli queda como único capitán del
barco, y no lo tendrá fácil en un equipo que también acusará algunas bajas no
NBA. Para ayudarle, el base nacionalizado Travis Diener, el alero Luigi Datome
y, por dentro, Marco Cusin.
Completan el grupo las dos selecciones nórdicas, que pocas opciones
tienen de pasar a la siguiente ronda, salvo que consigan dar alguna sorpresa a
estos equipos en dificultades. Suecia parte con Jonas Jerebko como estrella
indiscutible, aunque tendrá que dejar algo de brillo para el joven alero
Jeffery Taylor. Finlandia, por su parte, confiará en la creatividad en ataque
de Peteri Koponen, que estará bien secundado en la dirección por Teemu
Rannikko. Por dentro, gran parte de los minutos y de los balones serán para el
nacionalizado Gerld Lee, que tendrá la ayuda del veteranísimo Hanno Möttölä.
Enlaces de interés:
Toda la información oficial del torneo, en la página www.eurobasket2013.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario