Como suele ser habitual, el campeonato FIBA Américas de 2013
se presentaba algo descafeinado por la renuncia de muchas de las grandes
estrellas del continente a participar en esta cita, que servía como torneo
clasificatorio para el MundoBasket de 2014 en España. Sin embargo, una vez que
se echó el balón al aire, los análisis sobre el papel no sirvieron para nada y
la pasión y las ganas de algunas de las selecciones participantes pusieron
cierto picante a una cita dominada por las sorpresas, tanto agradables como
negativas.
Sin duda, el gran protagonista del torneo ha sido el equipo
de México. Después de no clasificarse para el FIBA Américas de 2011 y tener
actuaciones más bien discretas en sus anteriores participaciones, la selección
centroamericana se presentaba en el torneo sin ningún tipo de presión y como
invitada por la organización. Sobre la cancha, las cosas serían diferentes a lo
previsto, con tres victorias en los primeros partidos, todas ellas con bastante
solvencia, y un único tropiezo contra Argentina. Ya en estos primeros compases
del campeonato, la figura de Gustavo Ayón se erigió como pieza central del
juego mexicano, con muchos minutos de presencia en pista y una importancia
capital en el juego en ambos lados de la cancha. La segunda fase comenzó un
poco peor, encadenando una derrota ante Canadá, aunque se pudo solventar el
paso a las semifinales con victorias en los tres partidos restantes, lo que
suponía la clasificación de los mexicanos para el Mundial de 2014, dando además
una buena imagen. La selección dirigida por el español Sergio Valdeolmillos
tenía dos partidos para seguir soñando con la tranquilidad de tener el trabajo
bien hecho y haber superado con creces las expectativas. Con esta tranquilidad,
México supo vengarse de su único verdugo en primera ronda, Argentina, y
clasificarse de esta manera para su primera final de este torneo. Puerto Rico
sería la última víctima en un partido con multitud de alternancias en el
marcador y que se decidió por apenas dos puntos. El éxito de los mexicanos se
debe a un juego que, a excepción del liderazgo absoluto de Ayón y de un
destacado papel secundario de Orlando Méndez por fuera y Héctor Hernández
Gallego por dentro, es muy coral tanto en ataque como en defensa, con una
implicación total de los jugadores, incluyendo aquellos que han tenido una
presencia testimonial.
De este modo, Puerto Rico se quedó a las puertas del que
parecía que iba a ser su torneo. Invicto en la primera fase, el equipo boricua
buscaba imponerse gracias a un juego ágil y rápido, con muchas posesiones y una
gran cantidad de posibilidades en ataque. Renaldo Walkman ejercía de líder en
la anotación, mientras que el ritmo del juego lo marcaban dos jugadores
imaginativos y resolutivos, J. J. Barea y Carlos Arroyo. Un juego atractivo
pero que, tras un inicio deslumbrante, sufrió tres derrotas, dos en la segunda
fase y una en el partido definitivo, un encuentro en el que los portorriqueños
lucharon con todas sus fuerzas para remontar las ventajas de México, aunque
finalmente sucumbieron en un último cuarto de mucho acierto.
Con ese mismo sabor de boca agridulce vuelven los jugadores
de Argentina. A pesar de que la Generación Dorada estaba únicamente
representada por Luis Scola, los albicelestes confiaban en que fuera suficiente
la presencia de jugadores que ya habían entrado en al dinámica del equipo en
anteriores campeonatos, la dirección experta de Julio César Lamas y la
costumbre reciente de que Argentina es un equipo victorioso. Sin embargo, desde
muy pronto el juego argentino dio síntomas de cierta endeblez, teniendo que
echar mano del oficio y las ganas para sacar adelante muchos partidos, a pesar
de lo cual se llevan el bronce colgado al cuello. Scola ha rayado a buen nível,
Juan Gutiérrez ha hecho su trabajo sin rechistar y Facundo Campazzo se ha
erigido en líder y conductor del juego demostrando que, con algo menos de
talento que sus predecesores (Pepe Sánchez, Pablo Prigioni o Alejandro
Montecchia), sí tiene carácter y desparpajo de sobra para guiar el juego
albiceleste en el futuro. Sin embargo, el relevo generacional que se esperaba
de otros jugadores no se ha producido aún y, salvo Selem Safar y algunos
momentos de Marcos Mata, el futuro sigue siendo una incógnita para los
argentinos.
El cuarto clasificado para el MundoBasket de España es la
República Dominicana, que alcanzó las semifinales con cierta solidez. Al igual
que Puerto Rico, los dominicanos basaron su juego en las transiciones rápidas
y, por tanto, la multiplicación de posesiones y opciones de ataque, jugándose
la mayor parte de los tiros al acierto del tirador Francisco García, las
penetraciones de james Feldeine y el trabajo interior de Eulis Báez.
Aparte de las selecciones que han conseguido la medalla o la
clasificación para el Mundial, hay otros equipos que pueden poner buena nota a
su participación en este FIBA Américas de Caracas. La selección anfitriona,
Venezuela, ha conseguido dar más de una sorpresa a equipos a priori más fuertes
gracias a una gran motivación y a pesar de no contar con Greivis Vásquez, su
jugador más talentoso. Así, los vinotinto estuvieron a punto de colarse en las
semifinales gracias a un juego muy coral y a los arrebatos anotadores y de
calidad del nacionalizado Donta Smith. Por su parte, Uruguay también ha
conseguido sacar algunos buenos resultados gracias a un plantel bastante
experimentado y con las jerarquías claras. Esteban Batista era el principal
referente en ataque, mientras que Leandro García tenía licencia para acaparar
balón y tiros en sistemas dirigidos por el joven Fitipaldo y el veterano
Mazzarino.
Jamaica y Canadá se han encargado de dar algo de emoción a
la segunda fase con alguna victoria inesperada y un buen trabajo sobre la
cancha, sobre todo en el caso de los canadienses, que contaban con varios
jugadores con experiencia en NBA y en Europa, como Cory Joseph, Joel Anthony,
Andy Rautins, Levon Kendall o Tristan Thompson, para armar un equipo rocoso y
conjuntado. Por su parte, Paraguay fue el convidado de piedra en este torneo,
con el equipo más débil del campeonato, compuesto por jugadores que no han
salido de su país.
Sin embargo, la gran decepción del FIBA Américas ha sido
Brasil. Acostumbrado a estar presente en la lucha pro las medallas y sin
problemas para clasificarse para MundoBaskets y Juegos Olímpicos, los cariocas
han jugado el peor torneo de su historia, contando todos sus partidos por
derrotas. Es cierto que el potencial de su plantilla se encontraba bastante
mermado con respecto a otras citas internacionales, si bien esta selección
suele contar con bajas para el torneo continental y nunca ha protagonizado un
papel tan discreto. Marcelino Huertas era el nombre más brillante en un plantel
compuesto principalmente por jugadores que compiten en Brasil y que presentaba
un juego interior muy mermado con respecto al potencial que habitualmente
tiene. Sin Splitter, Varejao y Nené, ni siquiera Vitor Faverani ha acudido a la
llamada de la selección, que se ha jugado la clasificación para el Mundial con
la eterna promesa de Caio Torres y Rafael Hettsheimer, inutilizado durante toda
la temporada en el Real Madrid. Imprecisiones, nervios y falta de fe han
lastrado al equipo de Rubén Magnazo, que tendrá que esperar las buenas
intenciones de la FIBA para recibir una invitación para la ciudad internacional
de 2014.
Todos los resultados y estadísticas en la web oficial del torneo.
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