Las andanzas de las grandes dinastías del baloncesto moderno
son más que conocidas. Son referencias comunes equipos como los Bulls de
Jordan, los Lakers del ‘showtime’ y su rivalidad como los Celtics de Bird y McHale,
incluso los Knicks de Willis Reed, Frazier y “The Pearl” Monroe o los más
recientes Spurs de Duncan y sus éxitos intermitentes. También se recuerdan grandes
equipos europeos, como la Cibona arrolladora de los hermanos Petrovic, la
sorprendente Jugoplastika plagada de jóvenes talentos croatas, el Maccabi de
Anthony Parker y ‘Saras’ Jasikevicius o el CSKA comandado por Papaloukas y
Ettore Messina.
Sin embargo, antes de que se configuraran los grandes
campeonatos nacionales e internaciones tal y como se disputan ahora, los
pioneros del baloncesto profesional también crearon sus equipos de leyenda. A
pesar de que su nombre sea prácticamente desconocido para la mayoría de los
aficionados, hay un club que ha firmado un 82,76 por ciento de victorias a lo largo
de sus 26 años de andadura, una cifra difícil de igualar en el deporte
profesional.
Por aquel entonces, en los años 20 del pasado siglo XX, el
baloncesto era muy distinto. Creado para que los estudiantes de los colegios e
institutos de buenas familias pudieran ejercitarse en los fríos y nevados meses
de invierno en los estados del norte de EEUU, el deporte de la ‘pelota gorda’
iba ganando cierta popularidad en el país norteamericano, aunque aún no había
pabellones construidos específicamente para su práctica ni competiciones
nacionales estables. Además, al contrario de lo que ocurre ahora, los problemas
de segregación racial también se dejaban notar en el deporte y los jugadores
que gozaban del ‘status’ de profesional solían ser de raza blanca.
En este caldo de cultivo es en el que nace el que probablemente
sea el mejor equipo profesional del baloncesto norteamericano, si no mundial,
al menos en lo que a resultados se refiere. El 13 de febrero de 1923, en
entrenador y empresario Robert Douglas consiguió el permiso de los gestores del
Renaissance Casino & Ballroom de Harlem para que su equipo, entonces los
Spartans Braves, jugaran partidos de exhibición en sus instalaciones. Para
ello, tuvo que cambiar el nombre del club por el de New York Renaissance,
denominación con la que se convertiría en el primer club profesional de
baloncesto con jugadores de raza negra, debutando el 3 de noviembre de aquel
año en la sala de baile que le sirvió de pabellón durante toda su historia.
Con el fin de conseguir la atención de los aficionados del
baloncesto y, por tanto, de más dinero en concepto de venta de entradas, y ante
la ausencia de competiciones regladas, Douglas, que ejercía como jefe en la
cancha y fuera de ella, intentó atraerse a los mejores jugadores de la ciudad,
ya fuera habilidosos con el balón, buenos tiradores o físicos privilegiados, o
una mezcla de las tres. De este modo, los Rens, como fueron conocidos desde
prácticamente sus inicios, fueron confeccionando una plantilla invencible,
sobre todo dada la escasa entidad de los equipos ‘negros’ de la época, y se
ganaron una buena fama tanto en Nueva York como en el resto del país.
Y es que muy pronto, los Rens abandonaron su casa para hacer
interminables giras por casi todos los Estados Unidos enfrentándose a los
equipos locales o a otros clubes profesionales itinerantes. Al principio, estos
partidos de exhibición eran siempre contra jugadores de raza negra, si bien
algunos equipos ‘blancos’ fueron paulatinamente aceptando jugar contra la
escuadra prácticamente imbatible, así como contra la creciente nómina de clubes
de “colored basketball”, como se le denominaba en la época. Los grandes rivales
de esta época fueron los Original Celtics, equipo fundado en Nueva York en 1918
y gran dominador de los enfrentamientos entre jugadores blancos hasta el
momento. Otros frecuentes rivales durante su andadura de partidos itinerantes
fueron los Philadelphia Sphas, escuadra formada eminentemente por jugadores de
religión judía, y los Indianápolis Kautskys.
Sin embargo, la apertura por parte de los equipos
profesionales para acertar enfrentamientos interraciales en la cancha no se
veía reflejada fuera. Y es que, si con la pelota en las manos, estos jugadores
atraían a ingentes cantidades de público a las salas de baile, graneros, gimnasios
y demás espacios en los que se organizaban sus partidos, la sociedad estadounidense,
sobre todo en determinados estados, seguía sin aceptar a la población de color.
De este modo, las ya de por sí exigentes giras de partidos de varias semanas y
en ciudades lejanas se complicaban cuando la mayoría de hoteles y restaurantes
no aceptaban como clientela a los jugadores, lo que les obligaba a comer
alimentos fríos o dormir frecuentemente en el autobús, algo muy alejado de los
lujos y atenciones que ahora rodean a los jugadores de la NBA, sean de la raza
que sean.
A lo largo de los años, y con la creciente fama del
baloncesto, se intentaron organizar distintos tipos de torneos en distintos
ámbitos, aunque ninguno de ellos terminó de convertirse en definitivo, por lo
que los equipos más continuaban alternando los partidos en casa con giras por
todo el país. En la temporada 1932-33, los Rens firmaron un récord de 120
partidos ganados por 8 perdidos, con una racha de 88 victorias seguidas. Fue
uno de sus años más intensos, tanto por la cantidad de encuentros como por el
porcentaje de éxitos, y uno de los que sirvió para que los Rens desaparecieran
en 1949 después de haber disputado 3.127 partidos con 2.588 victorias y 539
derrotas.
Ya desde 1937, los equipos ‘blancos’ tuvieron la oportunidad
de jugar en una liga, la Nacional Basketball League (NBL), patrocinada por
grandes empresas, dueñas a su vez de los equipos, y radicada principalmente en
los estados del Medio Oeste, una opción que se le escapa a los Rens tanto por
su plantilla de raza negra como por su cuna en Nueva York. Sin embargo, este
equipo tiene la oportunidad de medirse con las mejores escuadras de esta
competición en el World Professional Basketball Tournament, un torneo anual
organizado por el periódico Chicago Herald American y en el que se invitaba a
los equipos con más tirón entre los lectores. Los NY Rens fueron los campeones
de la primera edición, en 1939, seguidos por otro equipo neoyorkino, los Harlem
Globetrotters.
Con una liga potente en marcha y la creación de nuevas
competiciones territoriales y nacionales, como la Basketball Association of America (BAA),
que se fusionaría en 1949 con la NBL para fundar la actual NBA, la popularidad
de los equipos itinerantes fue decayendo con los años, por lo que, después de
continuar con sus giras durante cerca de una década, los Rens fueron invitados
a unirse a la NBL en la temporada 1948-49, a la postre la última tanto para
este equipo como para la liga, y se mudaron a la ciudad da Dayton, en Ohio.
A lo largo de estos 26 años de andadura, la figura del entrenador y
empresario Robert Douglas pasó a un segundo plano gracias a la incorporación a
la plantilla de algunos de los mejores jugadores del momento, como Clarence
“Fats” Jenkins, James “Pappy” Ricks, Eyne Saitch, Charles “Tarzan” Cooper, Bill
Young, “Wee” Willie Smith, “Big Dave” DeJernett, Pop Gates o Frank “Strangler”
Forbes. Algunos de estos nombres corresponden a los primeros atletas de raza
negra que se ganaron un sueldo y una reputación social gracias al deporte,
tanto el baloncesto como el béisbol, ya que muchos de ellos también militaban
en la más asentada liga de esta modalidad para jugadores de color. De este
modo, además de haber saboreado las mieles del éxito en la práctica del baloncesto
y haber contribuido con sus giras a la popularidad del deporte de la ‘pelota
gorda’ por todo EEUU, puede que también hayan aportado su granito de arena para
que, poco a poco y siempre con problemas, la población afroamericana haya
regularizado su situación social en este país e, incluso, sea mayoritaria en
gran parte de los deportes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario