La final de la Liga ACB de baloncesto se ha resuelto con el
ganador más esperado en la mayor parte de los pronósticos, aunque no de la
manera que muchos podían vaticinar. Los ‘futboleros’ han protagonizado una
serie marcada por la igualdad y el gran nivel baloncestístico y en la que han
destacado las ganas del Real Madrid, hambriento de títulos después de una época
dorada de su gran rival. Finalmente, el deseo, compartido por ambos
contendientes, y la experiencia, patrimonio del Barça, han sido la tónica que
ha marcado el desarrollo de una serie emocionante y de gran nivel.
De este modo, después de cinco partidos, se puede concluir
que los madrileños han impuesto su baloncesto durante más minutos a lo largo de
la serie, si bien el Regal Barça se ha mostrado más competitivo y acertado en
los momentos más calientes de los partidos. El Real Madrid ha presentado una
buena defensa que ha conseguido reducir la efectividad de los barceloneses de
cara a canasta, mientras que su tendencia a abusar del triple en los ataques
estáticos se ha visto favorecido por grandes porcentajes. El Barça, por su parte,
se ha encomendado a sus grandes baluartes ofensivos y al juego directo propio
de Navarro y Marcelino Huertas para resolver los momentos complicados.
Buen ejemplo de ello fue el primer duelo. El Madrid se
presentó en el Palau dispuesto a asaltar la cancha blaugrana y consiguió rentas
importantes, de hasta 17 puntos. Sin embargo, hubo toque de atención y
exigencia de que, al menos, había que intentar no perder el ‘factor cancha’ tan
pronto, algo que acabó con una de esas jugadas mágicas que pueblan el deporte
de la ‘pelota gorda’ y que poco tienen que ver con el frío análisis de sistemas
y estadística, el triple de Marcelinho Huertas desde más de diez metros, a una
pierna, en carrera y sobre la bocina para más ‘inri’.
La historia fue la misma pero al revés en el segundo
encuentro. El Barça salió dispuesto a no dejarse sorprender de nuevo, a imponer
su juego y a controlar el partido, pero los blancos se mostraron respondones en
el último cuarto y terminaron decantando el partido a su favor.
Con 1-1 y la serie en Madrid para dos partidos, los
aspirantes lo veían todo a favor, sobre todo después de mostrarse muy
superiores al Barça en el tercer choque con una diferencia de 26 puntos,
superior en el marcador a lo que se vio en la cancha. Ese fue el momento definitorio
de la final, ya que el Madrid debía demostrar que sabe ganar y no le pesaban
los nervios y el Barça encomendarse a la experiencia de sus hombres para no
sucumbir en campo rival. Y pasó lo segundo, con los blaugrana haciendo un
partido muy serio, sin fisuras, con variantes defensivas que sorprendieron a sus
rivales y consiguieron detener el vendaval blanco de los anteriores encuentros.
Así llegaron al desenlace de la tarde del sábado. De vuelta
en casa, el Barça no quiso sorpresas y planteó un partido en el que debían
llevar al iniciativa, de modo que, una vez consiguieron una ligera ventaja, la
mantuvieron durante todo el encuentro. Hubo arreones blancos y momentos de
corta ventaja, pero el partido no pareció peligrar demasiado en ningún momento.
Juego, set y partido para los catalanes, que se imponían en gran parte gracias
al toque de atención que supuso la amplia derrota en el tercer partido, a la
que se sobrepusieron con una buena dosis de fuerza mental.
Uno por uno
Los principales protagonistas de la serie han sido la clase
infinita de Erazem Lorbek, convertido en el principal referente ofensivo del
Barça y MVP de la serie, y la competitividad, en ocasiones desmedida, de Pete
Mickael, jugador al que le gustan estos partidos. Por su parte, un maltrecho
Navarro ha ejercido de líder en la cancha y en el banquillo, aunque no haya
rayado a su mejor nivel. Cabe destacar la ‘incomparecencia’ de Chuck Eidson,
del que se esperaba más dado su rendimiento en la temporada, y las
intermitentes aportaciones de Fran Vázquez, sobre todo en el último partido, y
Marcelinho, especialista en desatascar situaciones comprometidas.
Por parte del Madrid, el mérito está muy repartido y casi
todos los jugadores han encontrado un buen nivel en esta final. Sergio
Rodríguez se ha encargado de poner algo de cordura y pases imposibles en
algunos momentos apretados, mientras que Sergi Llull ha vuelto a demostrar que
es un escolta al que se le obliga a subir el balón. Completando el ‘trío
estudiantil’, Felipe Reyes ha vuelto a aportar intensidad, mientras que Carlos
Suárez se ha disfrazado del otro Carlos, Jiménez, para aportar rebote y defensa
en un trabajo callado. Los puntos los han puesto entre Jaycee Carroll, Ante
Tomic, Kyle Singler y Nicola Mirotic, que ha dejado en el banquillo al que
sacara las castañas del fuego al Madrid en la serie de semifinales, Novica
Velickovic.
Cuestión de audiencias
La enésima final de los ‘futboleros’, aunque la primera en
los últimos años, ha sido la de mayor seguimiento desde hace más de una década,
con audiencias cercanas a los dos millones de espectadores en la mayoría de los
partidos. La excesiva focalización de la atención mediática en la rivalidad
entre estos dos equipos en cualquier disciplina deportiva ha hecho cambiar los
planes de las retransmisiones y de los propios equipos, pasando los partidos a
La 1 en horario de ‘prime time’. Estos hechos abren un debate sobre si el
modelo de explotación de la ACB es el correcto en lo referente a promoción,
fechas y horarios de juego y derechos de televisión o sobre si al ciudadano
español realmente le gusta el baloncesto o únicamente los Madrid-Barça, se
jueguen con la pelota que se jueguen.
Yo disfruté como un niño con esta final. Lástima que la ACB hoy en dia solo funcione con dinero y la verdad que pocos equipos pueden competir contra estos gigantes.
ResponderEliminarSobre las retransmisiones, poco que decir...yo que sigo el basket ni siquiera sé cuando dan algun partido por la tele, ya que lo pasan por TDP y no lo anuncian en absoluto.
Espero que haya algun cambio y siempre para mejor porque a peor no podemos ir.