Después de cinco partidos, las Finales de la NBA ha
terminado mostrando la gran diferencia de ‘cocción’ entre un equipo y otro y,
sobre todo, enseñando algunas de las grandezas y las miserias que esconde la
autodenominada mejor liga del mundo. Y es que ni el juego en equipo de Oklahoma
City Thunder era tan colectivo ni el éxito fácil de Miami Heat y sus
superestrellas estaba exento de una cierta cantidad de trabajo. Al final,
segundo anillo para los de Florida y un “sigue buscando” para los del Mid West.
El desarrollo de las Finales, así como de muchos de sus
partidos, puede sintetizarse en que los Thunder salieron con muchas ganas pero
Miami demostró más oficio, más efectividad y algo más de orden, lo que terminó
reflejándose en el 1-4 con que se ha resuelto la serie. De este modo, el primer
partido en Oklahoma se decantó del lado de los locales por una diferencia de 11
puntos. Sin embargo, en los siguientes encuentros cayeron en la dinámica de
remar hasta quedarse sin fuerzas para terminar muriendo en la orilla. Y es que
los Thunder han tenido importantes ventajas en todos los partidos, con máximas
de hasta 18 puntos, que han dejado escapar presionados por un equipo mucho más
ordenado en defensa y con ideas más claras en ataque. Finalmente, el quinto y
definitivo partido no tuvo historia y los Heat se mostraron decididos a ganarlo
desde el principio, acabando con la mayor diferencia de toda la serie, 15
puntos.
Ambos equipos han denotado una gran dependencia de sus
jugadores titulares, con rotaciones de apenas ocho jugadores con minutos de
relevancia en la pista. Prácticamente jugando los partidos completos, LeBron
James ha demostrado su paso adelante como jugador, mucho más maduro y
trabajador que en anteriores temporadas, firmando medias de 28,6 puntos, 10,2
rebotes y más de 7 asistencias por partido, números más que de MVP, ganando por
la mano a un Kevin Durant más fino de cara a canasta (30,6 puntos) pero con
menos incidencia en el resto de facetas del juego. El resto del “Big Three” ha
rayado a un buen nivel, y tanto Dwayne Wade (22,6 puntos, 6 rebotes y 5,2
asistencias) y Chris Bosh (14,6 puntos y 9,4 rebotes) han contribuido a la
victoria de los Heat.
Por su parte, los Thunder han echado en falta algo más de
rendimiento de algunos de sus jugadores importantes. Así, al margen de Durant,
ninguno ha sabido llevar a cabo el sobreesfuerzo que se espera de uno en unas
Finales. Cierto es que Russell Westbrook ha firmado unas medias aceptables, con
27 puntos y 6,6 asistencias, y el record anotador de la serie con 43 puntos en
el cuarto encuentro, pero ha necesitado gastar demasiados tiros (más de treinta
en algunos partidos) y minutos con el balón en las manos para conseguirlo, algo
que no le viene bien al juego eléctrico y electrizante de Oklahoma. Por su
parte Serge Ibaka ha mantenido sus discretos números de toda la temporada,
aunque tampoco ha faltado a su cita con el trabajo sucio bajo el aro, mientras
que James Harden solamente ha podido dar muestras de su clase en el segundo y
en el último partido, con 21 y 19 puntos respectivamente, aunque no se ha
olvidado de otras facetas menos visibles como la dirección del equipo, la
defensa o el rebote.
En este escenario de superestrellas en acción, Miami Heat ha
conseguido sacar un mayor rendimiento a sus secundarios, que en todos los
partidos han cumplido con su trabajo y, cada uno en el que le ha tocado, ha
aportado un porquito más. Así, Udonis Haslem salió de titular en el primer
encuentro, a la espera de que Bosh se recuperara del todo, consiguiendo once
rebotes en un partido en el que Shane Battier llegó a los 17 puntos, cifra que
repetiría en la segunda cita en Oklahoma. Más adelante en la serie, fueron
Mario Chalmers, con 25 puntos en el cuatro enfrentamiento, y Mike Miller, con
23 en el definitivo, los que se sumaron a la fiesta. En el caso de Oklahoma
City Thunder, la aportación de los secundarios ha sido mínima, a excepción del
trabajo defensivo y callado de Thabo Sefolosha, al que le tocó bailar con las
más feas de la Liga. El veterano Derek Fisher intentó sin suerte poner algo de
orden en un equipo acostumbrado a correr sin mirar atrás, mientras que Kendrick
Perkins y Nick Collison tuvieron que lidiar con la irregularidad de minutos y
balones durante toda la serie, lo que ha afectado a sus registros finales.
Así, a pesar de las ganas, de la presunta superioridad de su
juego interior y de una cierta mejora en defensa, Oklahoma City Thunder, los
finalistas por sorpresa dada la juventud de su plantilla y, sobre todo, de sus
estrellas, han sucumbido ante un equipo más cuajado, con más experiencia en
este tipo de partidos y que, a pesar de la falta de algunas piezas para poder
completar la rotación, sobre todo interior, ha sabido sacar buen partido a lo
que tenía.
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