El torneo de baloncesto volverá a ser uno de los grandes
atractivos de los Juegos Olímpicos de Londres, junto con las pruebas
tradicionalmente asociados a esta competición, como la natación o el atletismo.
La presencia de un ingente número de jugadores procedentes de la NBA en casi
todos los equipos clasificados hace que la competitividad de este campeonato se
realce y que el nivel de los partidos crezca en calidad y espectacularidad.
De las doce selecciones en el torneo, solamente tres
conseguirán subirse al podio, mientras que uno de ellos se alzará con la gloria
olímpica. Aunque antes de que se lance al aire la ‘pelota gorda’, todos parten
con las mismas posibilidades, es cierto que algunos son favoritos sobre el papel
y solamente un mal día o un cruce inesperado podrían truncar su camino hacia la
consecución de una medalla.
En el grupo A, el favoritismo recae en Estados Unidos, que
defiende la medalla de oro conseguida en Pekín en 2008. Su juego excesivamente
físico, con defensas asfixiantes y contraataques continuos, parece invencible
para cualquiera de las escuadras contendientes, aunque no se puede asegurar
nada antes de que se jueguen los partidos. El liderazgo anotador será para
Kevin Durant y LeBron James, con la capitanía y los galones del veterano Kobe
Bryant, aunque todos participarán en el festival anotador que se prevé que sean
sus partidos, máxime contando con talentos y físicos impresionantes de cara a
la canasta, como Russell Westbrook, Chris Paul o Deron Williams.
El único punto flojo que se puede encontrar a esta selección
es el juego interior, ya que Tyson Chandler no tiene grandes capacidades
ofensivas y parece encontrar algunas complicaciones para defender a pívots
habilidosos, lo que le acarrea problemas de faltas. Los otros dos jugadores
interiores del equipo, Kevin Love y Anthony Davis, no han sido muy utilizados
en la rotación durante los partidos de preparación, mientras que los otros
jugadores candidatos a la rotación en la pintura, Carmelo Anthony y Andre
Iguodala, podrían encontrar algunas dificultades en defensa, si bien parece que
la faceta reboteadora está asegurada.
Otros candidatos a medalla en este grupo es Argentina, que
mantiene gran parte del núcleo duro de sus éxitos internacionales anteriores,
sobre todo el oro olímpico de 2004 en Atenas. Manu Ginobili y Luis Scola serán
los encargados de cargar gran parte del ataque, siempre ayudados por el
incansable trabajo en ambos lados de la cancha de Andrés Nocioni y la dirección
de Pablo Prigioni. Otros jugadores habituales en la rotación serán Carlos
Delfino, anotador incansable con buena muñeca, y Leo y Juan Gutiérrez,
interiores sin miedo a fajarse abajo y con ciertas habilidades de cara a la
canasta, ya sea cerca o lejos del aro. El problema de esta selección será la
veteranía de sus jugadores, con más de la mitad del equipo por encima de los 32
años, y lo escaso de su rotación, lo que obligará a muchos minutos de sus
titulares y hombres de confianza, a los que se unirán ‘Pancho’ Jasen, Federico
Kammerichs y el menudo aunque ágil base Facundo Campazzo. A pesar de ello, no
se espera que bajen la intensidad lo más mínimo en la mayor parte de los
enfrentamientos.
Por su parte, Francia intentará aprovechar la tendencia
positiva de su plata en el Eurobasket del año pasado y colarse en el grupo de
selecciones con opciones de medalla. Para ello, cuenta con el talento ofensivo
infinito de Tony Parker, a lo que hay que unir la presencia de otros cuatro
NBA, Nico Batum, Kevin Seraphin, Ronnie Turiaf y el polivalente Boris Diaw. Su
juego se basará en el físico y la defensa presionante para poder correr, con
otros jugadores de hechuras portentosas como Diawara, Gelabale o Pietrus, si
bien pueden tener problemas si el juego al contraataque no funciona y tienen
que legarlo todo al talento y la improvisación de Parker y sus sustitutos,
Nando de Colo y Fabien Causeur.
El último de los equipos con aspiraciones de medalla en el
grupo A es Lituania, llegada a la competición tras clasificarse en el torneo
preolímpico de Caracas hace apenas tres semanas. Poco nuevo se puede decir del
equipo lituano, cuya plantilla se integra, como suele ser habitual, con
jugadores con un gran conocimiento del juego, buenos fundamentos técnicos y un
fiable lanzamiento de larga distancia. El peso en ataque lo llevará Linas
Kleiza, que seguramente gaste más tiros de los que se corresponden, mientras
que el balón será propiedad de Sarunas Jasikevicius en los momentos calientes.
En la pintura, destacan un joven y un veterano, Valanciunas y Songaila, aunque
los bálticos podrían notar la ausencia de los kilos de jugadores como Robertas
Javtokas o los hermanos Lavrinovic. Por fuera, abundan los tiradores (Jasaitis,
Seibutis), aunque con opciones de penetración (Kaukenas, Pocius).
Las cenicientas del grupo, aunque siempre dispuestas a dar una sorpresa,
serán las dos selecciones africanas, que pueden darse por satisfechas con su
participación en los Juegos Olímpicos. Nigeria, clasificado con gran sorpresa en el torneo previo de Caracas, intentará jugar sus bazas con un
equipo potente en lo físico y dispuesto a correr, liderado por un jugador NBA,
Al Farou Aminu, uno de los pocos que juegan fuera de su país, y el carismático Ike Diogu. En el caso de
Túnez, clasificado como campeón del torneo africano el pasado año, su juego se
basa en un ritmo bajo, con tanteadores no muy altos, aunque intentado encontrar
buenas posiciones de lanzamiento. En defensa, pueden sufrir dada la baja
estatura de casi todos sus jugadores, incluso la mayoría de sus interiores.
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