viernes, 27 de julio de 2012

Los jugones no tienen vacaciones (y 2)

En el grupo B también hay unas cuentas selecciones que aspiran a competir por las medallas, siempre con la conciencia de que alcanzar el oro parece muy lejano. El principal candidato, por éxitos desde 2008 y por ser poseedor de la plata de Pekín, es España. A pesar de las lesiones, las molestias y las recuperaciones a contrarreloj, es una de las plantillas más compensadas, potentes y largas del campeonato. Con el protagonismo indiscutible de Pau Gasol, los puntos vendrán también de Juan Carlos Navarro y Rudy Fernández, dependiendo de su estado de forma, y de Marc Gasol, con un presumible aporte extra de Serge Ibaka contra determinados rivales, los más potentes físicamente. El funcionamiento de una segunda unidad cada vez más cohesionada y potente parece asegurado, al menos contra los rivales de la clase media.

De este modo, los puntos débiles del equipo español se centran sobre todo en los futuribles problemas que puedan acarrear las lesiones de larga duración y las molestias de última hora, aunque en principio no se duda de la participación de nadie. En cuanto al juego, es el momento de que Sergi Llull y Víctor Claver den un paso adelante, sobre todo si Navarro o Rudy no pueden responder a tantos minutos en cancha, una aportación ofensiva que también puede recaer en los bases José Manuel Calderón y Sergio Rodríguez.

Con expectativas fundadas de medalla, Brasil se presenta en los Juegos Olímpicos de Londres en uno de los mejores momentos de su selección. El juego interior es la principal arma de un equipo que cuenta con jugadores como Anderson Varejao, Nene Hilario y Thiago Splitter en la pintura. Además, los bases Raulzinho Neto y Marcelinho Huertas aprovecharán su juego rápido para favorecer buenas posiciones de sus pívots, mientras que el talento anotador de Leandro Barbosa será el que desatasque los ataques más enrevesados. El equipo gusta del juego bonito, lo que no implica que se olviden de sus obligaciones en la cancha trasera.

Clasificado para el torneo en el preolímpico de Caracas, Rusia se presenta con una plantilla más que competitiva para intentar colarse en la lucha por las medallas, siempre dependiendo de los cruces que deparen los resultados de la primera ronda. Jugadores con pasado, presente o futuro NBA serán los encargados de poner en práctica un juego bastante coral con estiletes en prácticamente todas las posiciones. Evidentemente, los hombres más vigilados por los rivales serán Victor Khryapa, Andrei Kirilenko y Timofey Mozgof, aunque tampoco se puede dejar demasiado espacio a jugadores como Shasha Kaun, Vitaly Fridzon o Alexei Shved. Muchos centímetros aunque con gran agilidad que pueden poner en aprietos a muchos de los llamados favoritos.

Otros dos equipos con potencial para intentar colarse en los cuartos de final o dar un susto a alguno de los grandes son Australia y Gran Bretaña. En el primer caso, se trata de un equipo correoso que, sin ser excesivamente físico, no renuncia a la buena defensa. En la pista delantera, muestran buena mano desde larga distancia y cierta tendencia a correr. Entre los principales nombres del equipo de las antípodas, destacan el NBA Patrick Mills, así como un buen grupo de jugadores de cierta importancia en ligas europeas y, sobre todo, en la ACB, David Andersen, Aleks Maric, Brad Newly, Joe Ingles o David Barlow, entre otros. En el caso de Gran Bretaña, su condiciónn de anfitrión puede hacer que se crezcan ante las adversidades. El equipo tiene algunos estiletes de calidad, aunque sin duda está falto de profundidad. Además, su principal estrella, Luol Deng, tiende a acaparar más juego del que realmente puede solucionar con acierto. La rotación más solvente se encuentra en el juego interior, con jugadores como Pops Mensah-Bonsu, Joel Freeland, el polivalente Daniel Clark y el veterano Robert Archibald.

El sexto en discordia en el grupo B será China, que parece mostrarse algo huérfana con el abandono del que ha sido su principal referente desde hace años, el gigante Yao Ming. La estructura y el juego del equipo no varían mucho, salvo que el referente principal de cara a la otra canasta es ahora Ji Jian Lian, jugador que milita en la NBA. Los chinos intentarán utilizar la baza de la velocidad y del carácter anárquico de su juego para intentar desestabilizar a sus rivales y conseguir parciales que le puedan granjear posibilidades de victoria.

Apéndice: El torneo femenino
Además del torneo masculino, Londres también acogerá el campeonato femenino de baloncesto, una competición que también se antoja emocionante a pesar de que el favoritismo de Estados Unidos en este caso es, si cabe, más arrollador. La selección norteamericana no ha perdido ni un solo encuentro en los Juegos Olímpicos desde la semifinal del torneo en 1992 en Barcelona, cuando cayó ante el equipo unificado de repúblicas ex-soviéticas, a la postre ganador de la medalla de oro. En la cancha, tal y como su homólogo masculino, las chicas del USA Basketball imponen su físico potente y su velocidad para defender con intensidad y conseguir opciones de canastas en transición, mientras que, en el ataque posicional, cuenta con el talento anotador de jugadoras como Sue Bird, Tamika Catchings, Maya Moore, Candace Parker o Diana Taurasi.

A pesar de este claro favoritismo con el que encaran la lucha por la que sería su quinta medalla de oro consecutiva, hay varias selecciones que pretenden ponérselo difícil a las estadounidenses y, de este modo, meterse en la lucha por las medallas. Así, Australia intentará labrarse un camino lo más fácil posible gracias a un equipo bastante compensado que cuenta con la veteranía de Belinda Snell y la calidad de Lauren Jackson. Desde el continente europeo, la República Checa y Rusia también se lo pondrán difícil a aquellos que pretenden luchar por el podio gracias a jugadoras como Jana Vesela por el lado checo y la nacionalizada Becky Hammon y el elenco de hasta siete jugadoras interiores bastante polivalentes por parte del equipo ex-soviético.

Otros equipos que, aunque ven de lejos las medallas, pueden hacer sudar a los favoritos son Turquía, Francia, la anfitriona Gran Bretaña o la Brasil de Erika Souza. Completan el cuadro de equipos en liza Croacia, Angola, Canadá y China.

Los jugones no tienen vacaciones (1)

El torneo de baloncesto volverá a ser uno de los grandes atractivos de los Juegos Olímpicos de Londres, junto con las pruebas tradicionalmente asociados a esta competición, como la natación o el atletismo. La presencia de un ingente número de jugadores procedentes de la NBA en casi todos los equipos clasificados hace que la competitividad de este campeonato se realce y que el nivel de los partidos crezca en calidad y espectacularidad.

De las doce selecciones en el torneo, solamente tres conseguirán subirse al podio, mientras que uno de ellos se alzará con la gloria olímpica. Aunque antes de que se lance al aire la ‘pelota gorda’, todos parten con las mismas posibilidades, es cierto que algunos son favoritos sobre el papel y solamente un mal día o un cruce inesperado podrían truncar su camino hacia la consecución de una medalla.

En el grupo A, el favoritismo recae en Estados Unidos, que defiende la medalla de oro conseguida en Pekín en 2008. Su juego excesivamente físico, con defensas asfixiantes y contraataques continuos, parece invencible para cualquiera de las escuadras contendientes, aunque no se puede asegurar nada antes de que se jueguen los partidos. El liderazgo anotador será para Kevin Durant y LeBron James, con la capitanía y los galones del veterano Kobe Bryant, aunque todos participarán en el festival anotador que se prevé que sean sus partidos, máxime contando con talentos y físicos impresionantes de cara a la canasta, como Russell Westbrook, Chris Paul o Deron Williams.

El único punto flojo que se puede encontrar a esta selección es el juego interior, ya que Tyson Chandler no tiene grandes capacidades ofensivas y parece encontrar algunas complicaciones para defender a pívots habilidosos, lo que le acarrea problemas de faltas. Los otros dos jugadores interiores del equipo, Kevin Love y Anthony Davis, no han sido muy utilizados en la rotación durante los partidos de preparación, mientras que los otros jugadores candidatos a la rotación en la pintura, Carmelo Anthony y Andre Iguodala, podrían encontrar algunas dificultades en defensa, si bien parece que la faceta reboteadora está asegurada.

Otros candidatos a medalla en este grupo es Argentina, que mantiene gran parte del núcleo duro de sus éxitos internacionales anteriores, sobre todo el oro olímpico de 2004 en Atenas. Manu Ginobili y Luis Scola serán los encargados de cargar gran parte del ataque, siempre ayudados por el incansable trabajo en ambos lados de la cancha de Andrés Nocioni y la dirección de Pablo Prigioni. Otros jugadores habituales en la rotación serán Carlos Delfino, anotador incansable con buena muñeca, y Leo y Juan Gutiérrez, interiores sin miedo a fajarse abajo y con ciertas habilidades de cara a la canasta, ya sea cerca o lejos del aro. El problema de esta selección será la veteranía de sus jugadores, con más de la mitad del equipo por encima de los 32 años, y lo escaso de su rotación, lo que obligará a muchos minutos de sus titulares y hombres de confianza, a los que se unirán ‘Pancho’ Jasen, Federico Kammerichs y el menudo aunque ágil base Facundo Campazzo. A pesar de ello, no se espera que bajen la intensidad lo más mínimo en la mayor parte de los enfrentamientos.

Por su parte, Francia intentará aprovechar la tendencia positiva de su plata en el Eurobasket del año pasado y colarse en el grupo de selecciones con opciones de medalla. Para ello, cuenta con el talento ofensivo infinito de Tony Parker, a lo que hay que unir la presencia de otros cuatro NBA, Nico Batum, Kevin Seraphin, Ronnie Turiaf y el polivalente Boris Diaw. Su juego se basará en el físico y la defensa presionante para poder correr, con otros jugadores de hechuras portentosas como Diawara, Gelabale o Pietrus, si bien pueden tener problemas si el juego al contraataque no funciona y tienen que legarlo todo al talento y la improvisación de Parker y sus sustitutos, Nando de Colo y Fabien Causeur.

El último de los equipos con aspiraciones de medalla en el grupo A es Lituania, llegada a la competición tras clasificarse en el torneo preolímpico de Caracas hace apenas tres semanas. Poco nuevo se puede decir del equipo lituano, cuya plantilla se integra, como suele ser habitual, con jugadores con un gran conocimiento del juego, buenos fundamentos técnicos y un fiable lanzamiento de larga distancia. El peso en ataque lo llevará Linas Kleiza, que seguramente gaste más tiros de los que se corresponden, mientras que el balón será propiedad de Sarunas Jasikevicius en los momentos calientes. En la pintura, destacan un joven y un veterano, Valanciunas y Songaila, aunque los bálticos podrían notar la ausencia de los kilos de jugadores como Robertas Javtokas o los hermanos Lavrinovic. Por fuera, abundan los tiradores (Jasaitis, Seibutis), aunque con opciones de penetración (Kaukenas, Pocius).

Las cenicientas del grupo, aunque siempre dispuestas a dar una sorpresa, serán las dos selecciones africanas, que pueden darse por satisfechas con su participación en los Juegos Olímpicos. Nigeria, clasificado con gran sorpresa en el torneo previo de Caracas, intentará jugar sus bazas con un equipo potente en lo físico y dispuesto a correr, liderado por un jugador NBA, Al Farou Aminu, uno de los pocos que juegan fuera de su país, y el carismático Ike Diogu. En el caso de Túnez, clasificado como campeón del torneo africano el pasado año, su juego se basa en un ritmo bajo, con tanteadores no muy altos, aunque intentado encontrar buenas posiciones de lanzamiento. En defensa, pueden sufrir dada la baja estatura de casi todos sus jugadores, incluso la mayoría de sus interiores.

viernes, 6 de julio de 2012

La suerte (europea) está echada

Mientras los equipos intentan confeccionar plantillas competitivas para el próximo curso y con los Juegos Olímpicos como gran escaparate para algunos jugadores, muchos clubes europeos han descubierto este viernes cuál será su futuro más inmediato. Y es que la suerte está echada para los 24 equipos que la próxima temporada competirán en el máximo torneo europeo de clubes, la Euroliga.

Como se suele analizar, hay grupos de la muerte y otros con un desarrollo más predicable y apacible para las escuadras más potentes. Sin embargo, y salvo entrañables sorpresas como el Partizan de Belgrado de 2010, la Final Four de Londres volverá a estar reservada para el CSKA de Moscú, los dos grandes griegos o algunos de los otros equipos de la élite europea que se han repartido los títulos en los últimos quince años.

A priori, será el grupo C el que más quebraderos de cabeza traiga a quienes quieran clasificarse para el Top 16. El campeón Olympiakos intentará reeditar el título con más presiones que la temporada pasada, y lo hará ante un Caja Laboral Baskonia herido por la eliminación prematura el año pasado y con la incógnita de su reestructuración tras la marcha de Mirza Teletovic y otras posibles bajas, como Pau Ribas o Pablo Prigioni. Además, estos dos ‘cabezas de cartel’ se las tendrán que ver con las competitivas plantillas del Anadolu Efes, que el pasado año armó un juego interior bastante potente, y el Emporio Armani Milano, en el que Sergio Scariolo se ha atraído diversos jugadores de interés gracias a los dólares de la moda. Los otros dos equipos de la partida tampoco lo pondrán fácil, ya que Zalguiris Kaunas y Cedevita de Zagreb tendrán que demostrar que la ‘pelota gorda’ es el deporte rey en sus respectivos países.

Tampoco lo tendrán nada fácil en el grupo D. Aquí los grandes favoritos para encabezar la clasificación serán el Barça y el CSKA de Moscú. En el primer caso, los catalanes buscan una cierta renovación de su ‘roster’, sobre todo en el interior, mientras luchan por atar a uno de sus jugadores más determinantes, Erazem Lorbek. La incógnita en el caso de los moscovitas será si sus jugadores NBA, sobre todo Andrei Kirilenko, deciden darse un nuevo año sabático de la competición norteamericana en busca de la corona europea que se les escapó la temporada pasada. Acompañando a esta dupla, el Besiktas vuelve a la Euroliga después de ganar todas sus competiciones (Liga, Copa de Turquía y Eurochallange) el año pasado y con algunos ‘jugones’ de peso en su plantilla, mientras que Partizan de Belgrado y Lietuvos Rytas demostrarán que la cantera lituana y balcánica de jóvenes talentos es inagotable. Completa el grupo el que, presumiblemente, será únicamente ‘sparring’ de los otros cinco equipos, el Brose Basket alemán.

Algo más asequible será el grupo A, aunque puede haber más que palabras para hacerse con la cuarta plaza de entrada al Top 16. En este caso, el Real Madrid, con su propuesta de basket a campo abierto, y Panathinaikos, que deberá reponerse a la marcha de Zeljko Obradovic y su alargada sombra a base de talento y experiencia, parecen tener pasaporte asegurado, mientras que el reforzado Fernerbahçe Ulker tampoco debería pasar demasiados apuros. Los turcos tendrán que vérselas con el Khimki ruso, campeón de la Eurocup la pasada temporada, y el Union Olimpija de Ljubljana para ocupar la tercera y cuarta plaza, si bien puede que el sexto en discordia, el clasificado de la ronda previa, podrían también querer sumarse a la fiesta. Lo previsible es que, con permiso del resto de equipos (Ratiopharm ULM, Le Mans Sarthe Basket, BC Donetsk, CEZ Basketball Nymurg, Telenet Ostende, Pallacanestro Cantú y PBC Lukoil Academiz Sofia), Unics Kazan complete la nómina de equipos de Euroliga tras la eliminatoria, celebrada de forma directa a un partido en la ciudad italiana de Cantú.

Finalmente, el grupo que a priori está más decantado es el B. En la liguilla, parece claro que Maccabi de Tel Aviv y Mostepaschi de Siena se clasificarán en las dos primeras posiciones sin problemas, de modo que la organización ‘regalará’ otras dos plazas en el Top 16 a equipos de la ‘clase media’ europea. Unicaja, a falta de conocer la nueva plantilla que ponga en práctica el proyecto liderado por Jasmin Repesa, podría ser favorito para imponerse al Alba de Berlín, a un Aseko Procom polaco siempre con interensantes jugadores americanos, y el débil Elan Chalán francés. A pesar de todo, estas suposiciones pueden convertirse en papel mojado en cuando la pelota se lance al aire el próximo 11 de octubre.

martes, 3 de julio de 2012

En busca de un hueco en el Olimpo

Los Juegos Olímpicos son una de las citas más ansiadas por los deportistas de cualquier disciplina, un enveto ineludible. Sin embargo, en el caso del baloncesto, se trata de un torneo bastante restrictivo, con únicamente doce plazas para selecciones tanto en el apartado masculino como en el femenino. De este modo, solamente los mejores de cada continente tienen acceso a un campeonato especial por su periodicidad, su carácter multidisciplinar y su concentración geográfica.

Desde el pasado lunes, y cuando parecía que aún tendríamos que esperar veinte días para disfrutar de baloncesto de competición, doce selecciones de todo el mundo buscan un hueco, con mayores o menores expectativas, en la cita olímpica a través de un torneo en la ciudad de Caracas que, en apenas una semana, dejará nueve equipos en la cuneta y clasificará a los tres mejores para los Juegos de la capital británica.

Sobre el papel, los grandes favoritos son los tres equipos europeos de mayor trayectoria histórica. Así, Rusia, Grecia y Lituania no deberían tener demasiados problemas para imponerse, aunque nunca pueden descartarse sorpresas de equipos como Puerto Rico y Nueva Zelanda, habituales en los Mundiales y algunos JJ.OO., o los anfitriones, Venezuela. Dada la cercanía del torneo clasificatorio con el inicio de los Juegos, ninguna de las selecciones ha especulado con la convocatoria, como sí ha ocurrido en otras ediciones, y cada una de ellas presenta lo mejor de lo que tiene.

Rusia acude a Caracas con el núcleo duro de un CSKA de Moscú casi NBA, seis jugadores a los que se unen otros tres del Khimki y uno de los Denver Nuggets. Parece más que probable que la presencia física y la calidad de jugadores como Timofey Mozgov, Andrei Kirilenko o Victor Khryapa, unido a las ganas de la ‘nueva generación’ de Alexei Shved y otros jugadores aún más jóvenes (Antonov, Khostov y Karasev).

En el caso de Grecia, la selección sigue buscando cómo hacer frente a la marcha de dos de los mejores jugadores de su historia, Papaloukas y Diamantidis, si bien la convocatoria está plagada de jugadores de renombre en diferentes ligas de Europa. El flamante campeón de la Euroliga, Olympiakos, aporta cuatro jugadores, entre ellos Vassilis Spanoulis, principal desatascador del juego, y Kostas Papanikolau, joven perla. Destaca la gran presencia ACB en las filas helenas, con los aleros Michael Bramos y Kostas Vassileiadis, el pívot Dimitris Mavroedis y el base Nikos Zisis, recientemente fichado por el Gescrap Biskaia Bilbao Basket, además de los ex-‘españoles’ Antonis Fotsis, Giorgios Printezis y Ioannis Bourousis. Como suele ser habitual en los equipos griegos, kilos en la pintura, buena mano dentro y fuera y exteriores con buen tiro y rapidez en las penetraciones.

Por su parte, Lituania acude con gran parte de la ‘vieja guardia’, capitaneada por Sarunas Jasikevicius, y algunas incorporaciones con las piernas más frescas. Así, junto a los Songaila, Javtokas, Kaukenas y Delininkaitis, Mantas Kalnietis será el principal referente de las nuevas estrellas lituanas de la ‘pelota gorda’ entre las que destaca el pívot Jonas Valanciunas. A pesar de ello, el mayor peso anotador se lo llevará el alero polivalente Linas Kleiza, acostumbrado a acaparar balones, en ocasiones más de los recomendables.

Frente a estos tres equipos, hay otras selecciones que han viajado hasta Caracas con el objetivo de dar la campanada y arrebatar a los favoritos alguno de los tres puestos clasificatorios. Entre los equipos americanos destaca Puerto Rico, que se ha presentado con su ‘big three’ de jugadores estrella, los NBA J. J. Barea y Renaldo Blackman y el siempre anotador y desequilibrante Carlos Arroyo, además de jugadores de experiencia en distintas ligas, como el base Andrés Rodríguez y el pívot Daniel Santiago, ambos ex-ACB. Asimismo, Venezuela quiere aprovechar su condición de anfitrión y el gran atractivo de su estrella, Greivis Vázquez, para conseguir el pasaporte a Londres.

Macedonia quiere aprovechar la tendencia positiva del pasado Eurobasket, en el que llegó a semifinales, para plantarse en los JJ.OO., aunque tendrá difícil su clasificación después de perder el primer partido ante Angola. Además, su juego sigue excesivamente basado en Bo McCalebb y Pero Antic, con apariciones esporádicas de los hermanos Stojanovski e Ilevski, por lo que no será difícil de retener en caso de enfrentamiento con alguno de los favoritos.

Con menos posibilidades, pero ganas de contradecir las apuestas, pelean por dar una sorpresa aún mayor las selecciones de Angola, que conserva a jugadores experimentados de otras citas internacionales como Mingas, Cipriano o Gomes; Nueva Zelanda, que se ha renovado con la ausencia de sus dos nombres más reconocibles, Pero Cameron y Kirk Penney, y República Dominicana, que intentará imponer un juego interior compuesto por Al Horford, Josh Asselin e Eulis Báez.

Por su parte, los equipos destinados a ser únicamente ‘sparrings’ de las selecciones en juego son Jordania, Nigeria y Corea del Sur, combinados que coinciden en que casi todos sus jugadores militan en equipos de sus países de origen.

Se trata de un torneo corto, de apenas siete días, en el que los equipos deberán afrontar hasta seis partidos prácticamente a cara o cruz para conseguir la clasificación en los Juegos Olímpicos de Londres. El camino no parece muy complicado para Rusia, Grecia y Lituania, pero el más mínimo error puede ser fuertemente castigado en una competición tan breve.

Aunque pueda parecer que esta repesca de última hora no es una forma muy meritoria de clasificarse para los Juegos Olímpicos, cabe recordar que este torneo previo solamente admite a las selecciones mejor clasificadas en los campeonatos continentales de la FIBA de 2011 y que no han tenido acceso directo. De este modo, equipos de gran trayectoria y siempre competitivos como las selecciones balcánicas o el subcampeón del Mundobasket de 2010, Turquía, ni siquiera han tenido la oportunidad de jugar esta ‘prórroga’.

lunes, 2 de julio de 2012

El otro 'showtime'


Un terremoto sacudió la NBA a finales de una de sus décadas más gloriosas, la de los 80. Y es que frente al espectáculo de los contrataques de los Lakers, la sobriedad anotadora de los Celtics y las potentes estrellas que iban llegando cada año a la autodenominada mejor liga del mundo, un equipo decidió saltarse las nuevas reglas del juego para crear una minidinastía que se alzó con el título durante dos años seguidos, 1989 y 1990.

Los Detroit Pistons no tenía nada que ver con los Lakers y los Celtics dominadores de los años anteriores. Nada de 'big threes' de superestrellas como Earvin "Magic" Johnson, James Worthy y Karrem Abdul-Jabbar por un lado, y Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish, por el otro, ni tampoco finos estilistas como los que se estaban incorporando durante los 80 a los equipos de la NBA, nombres como Micheal Jordan, Clyde Drexler, Hakeem Olajuwon y otras futuras estrellas de los 90. Se trata únicamente de una panda de 'currantes', de jugadores dispuestos a dar todo de sí mismos y estirar la permisividad de las reglas al máximo para igualar el juego, aunque fuera por lo bajo. Y es que aprovechar al máximo las capacidades de uno, mostrarse orgulloso de su trabajo y salir a la cancha a competir hasta el límite también es baloncesto.

De este modo, el equipo de la Ciudad del Motor se fue convirtiendo en una de las atracciones de la liga, si bien tenían poco que ver con lo que habitualmente se veía en la NBA de la época. La defensa estaba por encima de todo, haciendo presiones axfisiantes, continuas ayudas y mucho juego subterráneo para ir minando la moral del rival, lo que en ocasiones acababa en peleas y malas caras entre los jugadores de un y otro equipo. A pesar de ello, el ataque no se descuidaba y era habitual superar los 90 y los 100 puntos en casi todos los partidos.

Los resultados de estas dos temporadas se encuentran entre los mejores registros de la historia de la NBA. El balance de la primera temporada ganadora fue de 63-19, un record reducido ligeramente en la segunda, 59-23, cifras difíciles de conseguir en unos años bastante competitivos, con los últimos coletazos de los equipos dominadores de los 80 y el inicio del reinado de los jugadores más determinantes de los 90. En el Play-offs, los registros eran aún mas espectaculares, con apenas dos derrotas en 1989, ambas ante los Chicago Bulls de Michael Jordan en las Finales de Conferencia, y barriendo a Boston Celtics, Milwakee Bucks y Los Angeles Lakers. La post-temporada de 1990 no fue tan espectacular, aunque los de Detroit consiguieron barrer a Indiana Pacers y ganar a New York Knicks (4-1) y Chicago Bulls (4-3) para encaramarse a unas nueva Finales frente a Portland Trail Blazers que se alargaron hasta el sexto partido. De este modo, se da idea de la implicación de este grupo de jugadores durante todas y cada una de las noches de competición en pos de conseguir éxitos que, sobre el papel, podían corresponder a otros.

El artífice de guiar a un grupo de jugadores de clase media a las más altas cotas del deporte de la 'pelota gorda' fue Chuck Daly (1930-2009), un entrenador caracterizado por ser capaz de aprovechar al máximo lo que tenía en el banquillo, capaz de convencer a su plantilla de sus posibilidades de éxito u ordenar los egos de las superestrellas en el Dream Team de los Juegos Olímpicos de 1992.

El mariscal de campo de uno de los 'coaches' más elegantes de la Liga era Isiah Thomas, un base con un manejo del balón exquisito y una gran capacidad para anotar, aunque al que no le dolían prendas en dejarse la piel en su propia canasta y propasarse en su defensa en ocasiones, liderando a veces el juego marrulero y las provocaciones que sacaban a relucior los "Bad Boys". De este modo, el 11 de los Pistons ha sido merecedor del MVP de las finales de 1990 y ha dejado algunos momentos memorables de canastas imposibles, movimientos propios de dibujos animados y robos de balón que ganan partidos, aunque también su carácter y comportamiento en la pista también le ha costado algunas enemistades, como la Michael Jordan, lo que le cerró las puertas del Dream Team de Barcelona'92.

Sin embargo, los máximos exponentes de los que significaba ser un "Motor City Bad Boys" se encontraban dentro de la zona. Bill Laimbeer y Rick Mahorn se repartían las posiciones interiores en el cinco titular y eran los principales arietes del juego subterráneo y de las triquiñuelas que caracterizaron a los Pistons de aquellos años. Tanto era así que Laimbeer tuvo que afrontar dos suspensiones por varios partidos dadas sus frecuentes peleas.  Rick Mahorn era un pivot rocoso, inconmensurable, que se encargaba de poner energía bajo el aro porpio, mientras que Laimbeer suplía su menor velocidad con una mayor conocimiento del juego, tanto limpio como sucio, así como una mayor calidad en la canasta contraria.

El juego exterior titular era cosa de Mark Aguirre y Joe Dumars. El primero era un alero que se creía más determinante de lo que era, algo pasado de peso y con el balón en las manos más minutos de lo recomendable. A pesar de ello, era un jugador carismático y bastante querido por el público y también hizo suya la actitud peleona de aquellos Pistons. Por su parte, Dumars era un tirador estiloso y efectivo, la estrella para cualquier otro equipo, pero al que se le exigía defender e implicarse más que a nadie en un equipo lleno de jugadores de menor calidad. El escolta aceptó este espíritu del sacrificio, lo que le llevó a la titularidad indiscutible y al MVP de las Finales de 1989.

Sin embargo, y a pesar de no situarse en el quinteto titular de forma habitual, una de las caras más conocidas de estos Bad Boys era la de Dennis Rodman, "El Gusano". Si Mahorn y Laimbeer eran los principales 'chicos malos' de este equipo, el 10 de los Pistons simbolizaba la forma de jugar que pedía Daly en la pista, un sacrificio continuo y un esfuerzo extenuante en ambos lados de la cancha y en cualquier posición con el único objetivo de ganar cada partido. De este modo, y gracias a su importancia dentro del banquillo y de la pista, Rodman se convirtió, sin cualidades baloncestísticas evidentes tales como la anotación o los recursos técnicos, en una de las piezas más cotizadas de la NBA, jugando en exitosos equipos como San Antonio Spurs, Chicago Bulls o Los Angeles Lakers.

Otro jugador sin el que este equipo sería inconcevible es Vinnie Johnson, el "Microondas", el único jugador netamente ofensivo de la plantilla. Encargado de sustituir a Thomas y a Dumars, su misión prinicpal era subir el ritmo de los partidos y anotar lo más posible en los minutos que estaba en pista. Además, el él le corresponde uno de los momentos de oro de esta minidinastía, el último de ellos, la canasta ganadora en el sextor partido de las Finales de 1990 en Portland. En el caso del juego interior, los sustitutos eran James Edwards y John Salley, dos pivots de más de 2,10 aunque con bastante movilidad y las suficientes ganas de ganar como para someterse a la actitud reinante en este equipo.

De este modo, durante dos años, la NBA se dejó seducir por otro tipo de baloncesto, muy distinto al de los años 80, en el que el deseo por vencer valía más que las exquisiteces técnicas, en el que el valor del equipo se ponía por encima de las individualidades técnicas, en el que el trabajo duro en la pista trasera era recompensado con canastas fáciles. Quizás no fuera tan bonito y en ocasiones se volviera tosco, pero se trataba de un juego emocionante que no dejaba indiferente a nadie (de hecho, dudo que algún seguidor de Bulls, Celtics o Lakers eche de menos a los "Bad Boys").

15 años después 
El legado del equipo campeón de los Detroit Pistons en 1989 y 1990 ha tenido un importante recorrido en la Ciudad del Motor y en su equipo de baloncesto. Así, la demografía de la ciudad más importante del estado de Michigan destaca por su mayoría de trabajadores industriales, con una mayor proporción de monos que de trajes en sus calles. Es por ello que la actitud de los “Bad Boys” casaba muy bien con la composición social de sus anfitriones, por lo que la franquicia siempre ha buscado concretar equipos competitivos y comprometidos, sacrificando en algunos casos la permanencia de superestrellas en la plantilla.

Esta herencia tuvo su punto álgido en la temporada 2003-2004, cuando los Pistons se alzaron nuevamente con el título de la NBA gracias a un equipo con algunos puntos en común con sus predecesores. Al igual que en el back-to-back de 1989 y 1990, se trataba de un equipo con buenos números durante las temporadas anteriores pero al que le hacía falta un salto de calidad para colarse en las Finales. Además, como ocurriera década y media antes, la plantilla contaba con un entrenador exigente, Larry Brown, hombre experimentado y capaz de convencer a los jugadores de que su primer impulso sea lo que necesita el equipo, poniendo el acento en la defensa hasta tal punto de que los Pistons de 2003-2004 tienen el record de más partidos dejando al rival en menos de 70 puntos.

El lema de aquel vestuario, de ese grupo de jugadores que se colaron casi por sorpresa en las Finales y que tomaron al asalto el Staples Center de Los Angeles para demostrar a los Lakers que no iban a dejar escapar aquella serie, era “play hard, play smart, play together, have fun” (algo así como “juega duro, juega con astucia, juega en equipo, diviértete”), preceptos que bien podían ser aplicados a los Bad Boys. El ‘roster’ de los campeones de 2004 estaba liderado por el trabajador incansable “Big Ben” Wallace, el siempre aguerrido Tayshaun Prince, el anotador impenitente Richard “RIP” Hamilton, los veteranos Lindsay Hunter y Elden Campbell y el talentoso base Chauncey Billups, además de Rasheed Wallace, jugador intenso en ambos lados de la cancha que dio el salto de calidad definitivo al equipo llegando mediada la temporada.

Otra conexión con los “Bad Boys”: el encargado de juntar a este grupos de jugadores deseosos de ganar y sacrifricarse por el equipo fue Joe Dumars, otrora referente ofensivo de la franquicia y entonces director de Operaciones Deportivas de su equipo de toda la vida.